EL LEÓN SENTADO SE PONE DE PIE

 

100% Ecologista

Mi querida amiga, y para mí, mi hermana Sara, me envió un mail para preguntarme cuantas personas iríamos a las tierras de Sinaloa este fin de semana, para saber con cuánta comida se tendría que contar. Tendríamos labores encaminadas a la búsqueda del preciado líquido de vida, así como el magnetizar el sitio con nuestra presencia, y la visita del Rv. Guillermo Arenas procedente de la Cd. De México, que impartiría un taller en ese lugar sobre la salud y la relación de pareja. Previamente, ya había estado unas semanas atrás el arquitecto Héctor Marcelli Esquivel,  para ver qué fauna y qué flora se tiene en el lugar, para realizar un proyecto arquitectónico 100%  ecologista con las características propias del lugar mismo, cave aclarar que el arquitecto tiene reconocimiento mundial y ha ganado premios por la brillantez de sus proyectos y su funcionalidad ecologista.

 

Preparando  el equipaje

Me di un poco a la tarea de preguntar quienes habían decidido asistir. Esta fecha se programó unas semanas atrás en los inicios de la cuaresma, cuando habíamos estado ahí mismo en condiciones muy especiales y con mucho entusiasmo, para realizar disciplinas al aire libre y trabajo de limpieza en el área en que se pretende estar acampando cada vez que vayamos. Pues bien, de Cd. Obregón solo iríamos: Los M. R. H. Salvador Escoto, Federico Woller y una servidora, dado que a Balvanera le había sucedido un percance que le lastimo un pie cuando realizaba labores en la sede de Cd. Obregón, Lydia tenía que atender a sus hijos y preparar su trabajo que reiniciaría al término de la semana de Pascua, Delia tenía la visita de su hija de Estados Unidos y su hermano de Tijuana así que no podia irse y dejarles, Oneyda no iría (no sé la razón). El Rv. Ignacio Busanni de Hermosillo estaría en Ensenada en trabajos propios de su grado quizá iría Luís Enrique de Guaymas. Así que en el transcurso del viernes ya no era prudente enviarle un mail para avisarle cuantos iríamos, porque quizá a esas alturas ya no abriría su correo. Por lo tanto tomé el teléfono y me comuniqué con el Rv. Marcelino para que él le dijera a Sara. También le pregunté si al llegar le podia llamar por celular para que me recogiera ya que no sabia si viajaría sola, y para mí era un tanto difícil cargar mi equipaje con mi casa de campaña, mi bolsa de dormir y ropa necesaria.

 

El viaje

Afortunadamente Federico se comunicó conmigo para preguntarme a qué hora me iría para viajar juntos, eso era bueno para mí, dado que lo más probable era que llegara de madrugada y tendría que bajar en plena carretera sola y pedir ayuda si es que los de Culiacán ya avían llegado, de lo contrario tendría que estar sola un buen rato. Pues bien salimos de Cd. Obregón a las 11 de la noche y enfilamos rumbo al León Sentado. No dormimos, pues nos la pasamos disertando de diferentes tópicos, así como del trabajo que se esperaba realizar en ese sitio y del que realizábamos en la sede, incluso de cómo también le gusta escribir algo de poesía al igual que a mí, de sus hijos de su señora esposa y de su hermoso nieto. Llegamos a Guamúchil Sinaloa alrededor de las 5 o 5:30 de la mañana. Ya se perfilaba el horizonte con su aurora matinal hermosa tras los campos. Ahí tomamos un autobús que nos llevaría por la vieja carretera hasta ese terreno, que en un futuro próximo se convertirá en un centro de desarrollo humano, donde se pretende el desarrollo de la conciencia en conjunto con la salud física y emocional. En otras palabras un lugar familiar y de crecimiento.

 

La incivilización civilizada

Los conductores del autobús muy atentos con nuestras personas, nos hicieron el favor de bajarnos justo frente al sendero que nos conduciría hasta esas tierras. Llegamos a alrededor de las 6:00 o 6:30 de la mañana. Había mucha neblina, bajamos y nos perfilamos por el camino adentrándonos entre los campos. En eso se perfiló una figura masculina acompañada de un pequeño de 4 años, se detuvieron al vernos para esperarnos. Era el vecino de nuestras tierras que vive un poco cerca de la carretera que suele cerrar un portón  para evitar la entrada de vándalos durante la noche. Llegamos y pronto sentimos la calidez de la gente de campo, que no le importa si te conoce o no, simplemente eres un ser humano tan valioso como él y te saludan con respeto y deferencia, como si fueras un viejo conocido, yo suelo decir a veces en forma de broma, que cuando llegas a la zona incivilizada es muy fácil darte cuenta, porque esa gente no civilizada entre comillas, es más civilizada que cualquier profesionista universitario. Siempre te extienden su mano franca y te ofrecen sus haberes con mucha sencillez, a veces es hasta un poco ofensivo el rehusar aceptar sus ofrecimientos. Nos ofrecieron una silla a cada uno en el patio de su casa mientras pasaban los que recogerían nuestro equipaje al llegar en sus autos. Todos, invariablemente todos, pasaron a extendernos la mano con su saludo, desde el más pequeño hasta el más viejo.

 

El descanso requerido

Mientras yo entablaba conversación con el más anciano y abuelo de los chicos, Federico se durmió ahí en la silla, en lo personal, yo no encontraba la forma de pedirle a mi anfitrión, que cesara un poco su conversación y me permitiera cabecear. Me di cuenta, que sería una jornada difícil si no dormía un poco antes de comenzar las labores, en eso se acerco el nieto mas pequeño con su carita sonriente y me hace un “ –bu- ” tratando de despertarme, le dije –tengo sueño- y me contesta – pues acuéstate-. La verdad es que deseaba con todas mis fuerzas el recostarme ahí mismo en la misma tierra, mi cuerpo me lo exigía,  sentí que sería una majadería el hacerlo, así que le pedí al buen señor, que si podía dejar mi equipaje con ellos y se lo entregaran a  Marcelino cuando pasara. Y nos fuimos caminando para adentrarnos hasta llegar al terreno de acampada cargando solamente mi bolsa de dormir y un muy buen reboso, que a veces uso como bufanda y que me es muy útil para protegerme de la inclemencia de sol cuando se requiere. En cuanto entramos a las tierras, tendí mi rebozo en la tierra misma y puse mi bolsa como almohada, caí como plomo en un sueño reparador, mi compañero de viaje hizo lo mismo. Mi cuerpo se soltó totalmente.

 

La llegada

Estaba profundamente dormida, cuando en eso oímos un motor de auto y supe que alguien había llegado era el Rv.  Guillermo Arenas  procedente de la Cd. De México, que llegaba conducido por  una damas y acompañado de otras dos. Salimos a saludarlos y me subí a su auto para continuar otro tramo que faltaba hasta el sitio en que acamparíamos.

Al ratito llego otro auto más procedente de Culiacán donde también iba La M. R. H. Silvia de Mazatlán., nos abrazamos y en eso llego Marcelino y Sara transportando enseres para la estancia ahí, entre esos enseres iban 2 mesa y 8 sillas que doné para tener en que sentarnos, así como muchos otras cosa que llevaban los compañeros de su casa o de la sede de Culiacán. O bien aportaciones personales.

 

Construyendo el campamento

Se procedió a la instalación de las carpas, pronto se construyó una ciudad de ellas. Vi a Sara atareada viendo que todo fluyera adecuadamente y me acerque a preguntarle en que podía ser útil. Me entrego una caja de lámparas de sol para que las armara y las colocara estratégicamente rodeando el campamento.  Se acercó el Rv Guillermo Arenas  para apoyar en esa labor, procedimos a desempacar y armas las lámparas. Y luego a colocarlas. Ya que terminamos, quise encontrar un sitio no muy alejado del centro para colocar mi carpa, y me di cuenta, que los mejores sitios ya estaban ocupados y tendría que ponerme un tanto por fuera de la mayoría.

Martha de espaldas                              mi anfitriona  María Concepción (Conchita)

 

La hospitalidad

En eso me dice La M. R. Conchita de Culiacán  (que por cierto tiene gusto por el arte y de hecho en la Sede de Culiacán esta un mural realizado por ella). -¿Por qué no te vienes conmigo?- señalando una mansión que se imponía frente a mis ojos. Le pregunté a cuanta gente le había asignado espacio ya (esto porque me gusta un poco la privacidad), y me dijo que aún no tenía huéspedes y que era muy grande para ella sola, entonces le dije, que reservaba mi hospedaje con ella, así que guardé mi carpa y me olvidé de colocarla, total si alguien se quedaba sin nada yo tenia la opción de decirles que podían disponer de ella.

(Conchita ya amenazó, con que la próxima vez no estaríamos solo con las estrellas mágicas en sus mensajes nocturnos y las fogatas ensoñadoras que evocan recuerdos de otros tiempos en el devenir de la evolución, porque ella, prestaría una planta de luz  eléctrica  para ello).

 

En busca del líquido vital

En eso llegaron más personas, entre los que llegaron estaba  Salvador que prontamente se avocó a comenzar una perforación de la tierra, tratando de encontrar un manto de agua, que al parecer se puede encontrar en una franja donde se observan varios árboles cuya vida depende de que sus raíces estén en contacto con humedad. Así  que ellos son una buena referencia para la búsqueda del líquido preciado. Ya había hecho otra perforación, que desafortunadamente había topado con un manto de roca. Y que de seguro existe agua por debajo de ella. Así que mejor se avocó a realizarse en otro punto de hecho parece que el manto no debe estar muy profundo ya que la vida vegetal en esa área así lo predice.

 

Arte e ingenio

Silvia de Mazatlán                     Rosario la artista que ve arte en las mismas piedras

 

Rosario que al parecer tiene un sentido muy especial en arte de la naturaleza, se avocó a buscar piedras y colocarlas en forma artística en torno a un árbol y a buscar otras más para su colección particular, pensando en realizar en algún momento algunas esculturas con ellas. Indudablemente, ella lleva el arte en las venas y ve figuras exquisitas donde los demás solo ven naturaleza o simple roca.

Se colocaron algunas rocas en un pequeño hollo en el piso para encender fuego con algunos troncos de madera y algo de maleza seca, luego se colocó una lámina sobre las rocas para poner una olla en ella y cocer fríjol y también se pretendía hacer un rico atole ahí mismo para acompañar los tamales en la noche. 

El salón de estudios

Se instalaron dos toldos para convertir su interior en un salón de estudio, donde se disertó sobre la salud y la pareja. Ahí tuve la oportunidad de refrescar mis conocimientos de los estudios que había llevado con la Dra. Lucía Cordero cuando nos impartió la medicina china a través de la acupuntura y sus energías del yin y el yang, con sus 5 elementos del éter, agua, fuego tierra, y aire, y sus correspondencias con los órganos del cuerpo humano en el diplomado de capacitación de salud holistica. Fue interesante el como con sólo visualizar nuestra lengua daba un diagnóstico muy acertado a cada presente. Salvador y Marcelino estaban entretenidos en colocar una maya de sombra apoyándose en las ramas de un buen árbol y una camioneta.  Para en esa sombra colocar las mesas donde  disfrutaríamos de las viandas traídas por la gente de Sinaloa y luego se anexaron al grupo. Ahí se constató con elementos difíciles de refutar como la alimentación juega un papel fundamental en la salud de cada persona y cómo nadie puede realizar la parte que le corresponde a otro individuo para lograr esa salud.

Luego tomamos un receso para el sagrado alimento. Para continuar con el estudio de nuevo y concluir con una meditación  a las 7:00 de la noche.

 

La sabiduría expresada muy quedo

Estábamos en la meditación cuando de pronto hizo aparición un auto en la entrada del terreno. Al parecer Luís Enrique se había perdido en las veredas oscuras y los atentos señores de la entrada le habían llevado hasta ahí para que no se volviera a peder. En ese inter, también llegó la Gn. Maria de los Ángeles procedente de  Los Mochis, solo que ella si llego sola caminando esos caminos oscuros pues ya el sol se había ocultado y las estrellas comenzaban a tachonar el cielo. El Rv. Guillermo Arenas  comenzó su retorno al taller, que estaba impartiendo, utilizando una voz muy suave y bajita, casi se podía escuchar el murmullo de la noche como fondo a sus palabras que sonaban claras y quedas, transmitiendo mucha serenidad y sabiduría en actos tan cotidianos de la vida que normalmente no saboreamos.

 

 

Bajo la bóveda celeste

Al término del estudio el M.R.H. Lamberto Güicho Samaniego tomó la guitarra y comenzó a tocar y cantar, pues es un enamorado de la música y tiene una voz exquisita. Todos lo acompañaron en el canto. La verdad era delicioso sentir palpitar las estrellas en la bóveda celeste y la vida de la naturaleza en nuestro entorno en completa oscuridad que solo la fogata rompía con su crepitar constante, ya que las benditas lámparas no encendieron. Le dije a Marcelino, que había querido ver el instructivo para ver si no había faltado algo, pero que la oscuridad no me había permitido encontrar la caja, él llevo una lámpara y vimos las indicaciones, ¡sorpresa! Necesitaban 3 dias al sol para cargarse antes de usarlas.

 

El descanso

Los frijoles se habían cocinado mientras estábamos ocupados y Sara puso a hidratar la soya que se requeriría para el alimento del siguiente día. María Concepción coloco otra pequeña carpa para ella y para mí dentro de los toldos, debido a que había varios varones sin una carpa y su mansión se la cedió a ellos. Dormí como tronco.

 

El despertar

Cuando desperté ya se había iluminado el horizonte y  teníamos que darnos un baño de toalla para continuar con el taller y algo de disciplina respiratoria.

Ahí mi anfitriona me sorprendió con toallas húmedas para niño, era muy práctico darse un baño con esas toallitas suaves y frescas.

Al término del taller de estudio dimos un uso distinto a la mansión de mi amiga la usamos para realizar trabajos  internos propios de la ORDEN mientras que los demás realizaban limpieza en el terreno y los alimentos, que requeriríamos. Cuando salimos ya nada más se continúa con el antenaje y cerramos con un desayuno-comida.

El retorno

Nos despedimos y nos llevaron hasta la carretera para que esperáramos el autobús de regreso cada quien a su lugar.

 

Pido disculpas a mis queridos compañeros que no menciono aquí. Quizá se vean en la foto que hará constancia de su presencia. Agradezco a mi compañero que nos llevó en su auto a la carretera y que no recuerdo su nombre, lo que no demerita el que yo valúe su intensa labor en estos trabajos realizados, que sin ello no hubiera salido con la calidad que fue.

El Rv. Guillermo Arenas expositor del taller procedente de la Cd. De México

Y una servidora en los momentos de despedida de preparación del retorno a nuestros orígenes.

 

Desde el punto de vista de mi persona este León ya se esta poniendo de pie y pronto comenzará a rugir.

Ya de regreso desde mi autobús en el horizonte, el astro rey se oculta para decirnos un -hasta pronto-, - nos vemos en estas tierras el 21 y 22 de junio-.

 

Gtls. Celia Rivera Gutiérrez

Cd. Obregón Sonora México

30 de marzo del 2008